ALHAURIN EL GRANDE ( MALAGA) - CINE SAN FRANCISCO
Un coche blanco con altavoces anuncia el estreno del último éxito de la cartelera. La imagen es un billete al pasado. A los barrios y pueblos del siglo XX que vivían pendientes de películas de caballos y tiros, de aventuras de mosqueteros, de amores arrebatados que tiraban a destapes picantes o de kingkones y aliens varios. Pero no es el caso. El auto parlanchín anuncia el reciente éxito Los pitufos. La aldea perdida por las calles de Alhaurín el Grande. Y todos saben que este fin de semana toca pasar por el cine San Francisco que, a punto de cumplir su medio siglo, es la última sala de Málaga con una sola pantalla que sigue estrenando cada viernes lo último de lo último.
Este fin de semana repite Guardianes de la Galaxia Vol. 2, que funcionó como un tiro la semana pasada. «La competencia es bestial, estamos rodeados de multicines y las negociaciones con las distribuidoras son complicadas, pero tenemos nuestro público», señala Paco Farfán, sentado en el vestíbulo de este cine que ha sabido adaptarse a los tiempos sin tocar su imagen a lo Cinema Paradiso. Y es que la promoción por las calles megáfono en ristre no está reñida con las redes sociales, donde Pilar Farfán, hija del fundador y continuadora de la saga junto a sus hermanos Juan Miguel y Francisco José, anuncia los estrenos y horarios. «Sí, yo soy la community manager», se ríe.
Lo del San Francisco es un caso único. De película. Limita al norte con el multicines Pixel de Coín al sur con el Plaza Mayor de Málaga y al oeste con el Miramar de Fuengirola. Sitiado por tropecientas pantallas y grandes multinacionales de la exhibición, la familia Farfán se defiende en Alhaurín como una pequeña aldea gala que se resiste al invasor. Su secreto: anunciar un estreno cada viernes. «Cada vez hacían menos copias en celuloide, por lo que en 2014 tuvimos que tomar la decisión de cerrar o adaptarnos al digital», relata Pilar Farfán mientras sube por una angosta escalera impagable como escenario de cinta de terror que lleva al corazón del cine, la cabina, donde un monumental proyector que haría las delicias de un museo de los fotogramas comparte espacio con una voluminosa caja metálica carente de personalidad y misticismo pero con la última tecnología. Un armatoste que cuesta 50.000 euros, pero que ha permitido prolongar la vida del cincuentón Cine San Francisco como si fuera un trasplante... de corazón digital.
«Pensábamos que con este sistema, los pequeños lo íbamos a tener más fácil para estrenar porque se eliminaba el límite de copias, pero la cosa sigue estando dura», admite Pilar Farfán que, como dice su padre, tiene el «venenillo» del cine ya que, junto a sus hermanos, se crió entre carteles, sesiones continuas y reposiciones. «Nos da lástima dejarlo», dice el creador de esta sala y esta saga. Aunque mirando su cartelera, cualquiera pensaría que se queja de vicio. Desde Semana Santa para acá han proyectado el éxito infantil El bebé jefazo, la adrenalínica Fast & Furious 8, la taquillera comedia española Es por tu bien y la secuela de Guardianes de la galaxia. Una competitiva oferta que se puede mantener a base de mucho insistir a las distribuidoras Universal es la que más se «enrolla» y Warner, la «más durilla», explican y gracias a un público fiel, que se sitúa entre los 18 y 30 años, y que acude cada fin de semana a un patio de butacas que recuerda al cine Astoria de Málaga. «Es que me gustaba ese cine y éste lo construimos a su imagen y semejanza», admite Paco Farfán que buscó a los mismos tapiceros que montaron el patio de butacas de la popular sala de la Plaza de la Merced para que fabricaran las más de 500 localidades del San Francisco.
Entradas a 12 pesetas
Lo de las butacas ya fue en los setenta, ya que este cine de Alhaurín nació como una terraza de verano. Hasta mil sillas llego a ofrecer esta sala al aire libre en lo que había sido el huerto de la familia de Paco Farfán, que se apresura a aclarar que el nombre del cine no es un autohomenaje, sino un tributo a su abuelo Francisco que adquirió aquel terreno que pasó de producir tomates a cultivar la afición a los fotogramas. «Todavía conservo el cartel de la primera película que proyectamos, La tía de Carlos en minifalda, una comedia protagonizada por Cassen», señala el fundador de la sala, que no tarda en recordar que la noche de aquel estreno fue el 2 de junio de 1968. «Y la entrada costaba 15 pesetas los festivos y 12 pesetas los días laborables», relata Farfán que, a sus 79 años, guarda en su memoria fechas y títulos con si fuera la wikipedia del Cine San Francisco.
De aquella etapa recuerda numerosos títulos, aunque se detiene en la película española ¿Dónde vas Alfonso XII?, un dramón ambientado en la época de los borbones previa a la república y la dictadura. «No la quería poner porque la habían estrenado en el Albéniz y el cine amaneció un día con pintadas contra la monarquía, pero el distribuidor me insistió tanto que la estrené y el éxito fue tal que la gente se venía con sus sillas de casa porque, de las mil que teníamos, no había ni una libre», señala el propietario del cine que, al tener como único competidor cercano la sala María Cristina, optó por convertir el San Francisco en un cine para todas las estaciones. Fue entonces cuando Alhaurín el Grande gano esta réplica del Astoria que, paradójicamente, ha sobrevivido a su modelo riginal. «Lo inauguramos como cine de invierno en una fecha muy especial, el 31 de diciembre de 1977, con una película que fue un éxito, Terremoto», indica Paco Farfán que vuelve a (de)mostrar su memoria al recordar el precio de la entrada: 60 pesetas (0,36 euros).
Hoy día, la localidad cuesta algo más, 4 euros. Aunque sigue siendo un precio muy competitivo comparado con los más de ocho euros que cobran en los megacines cercanos. «El beneficio es pequeño pero es la manera de competir y mantener al público», explica Pilar Farfán, que añade que las películas infantiles funcionan muy bien. «Y se da la circunstancia de que los niños que venían hace décadas, vuelven ahora con sus hijos», tercia su padre, que recuerda como a finales de los 80 inauguraron un videoclub en el vestíbulo del cine. El público iba a ver una película y se llevaba puesta otra para casa. «Yo no estaba en contra del vídeo, sino de la piratería», señala el empresario. Una lucha que hoy día se sigue librando. Aunque ahora en Internet y con descargas en lugar de VHS.
El desnudo de la Cantudo
Lo del alquiler de películas fue después de la época dorada en la que las colas ante la ventanilla del San Francisco llegaban a parar el trafico de calle Convento. «Yo veía la gente desde la entrada y me daba miedo», admite el propietario del cine, que no tarda en ponerle título a aquellos éxitos: «Sobre todo con Tiburón y las películas de John Travolta». En la taquilla de su cabeza se amontonan las anécdotas. De las películas del destape tiene para hablar horas. Desde los vecinos que llegaban y preguntaban haciéndose los despistados la película ponían cuando nunca lo habían hecho, a los que no les importaba el que dirán. Como cuando se estrenó la polémica La Trastienda (1975), con aquel reflejo de la Cantudo en un espejo y que supuso el primer desnudo integral del cine español . «Vi un señor mayor que volvía al día siguiente, le dije que era la misma película y me contestó: Sí, es que anoche lo del espejo no me lo esperaba y hoy vengo preparado».
Sin destape que valga en la era de Internet, el Cine San Francisco tiene como aliados los actuales 24.000 vecinos de la localidad que no tienen que desplazarse a la Costa o Málaga para ver los estrenos. Atrás queda esa década alquilado para eventos varios al Ayuntamiento de Alhaurín el Grande, que se prolongó hasta la construcción del teatro municipal en 2010. Entonces volvieron los estrenos y los Farfán reconocen que han estado tentados de dividir este hermanastro del Astoria en dos, aunque han aprendido a hacer malabares con los horarios para hacer las veces de multicines pero con una sola pantalla. Con cintas infantiles a primera hora y títulos adultos en el resto de sesiones. Reduciendo costes con la apertura exclusiva de viernes a domingo... y festivos. Y sin perder el encanto de este último Cinema Paradiso. «Cuando nosotros cerremos será el fin de una época», reconoce Paco Farfán, que deja escapar una mueca. Como la de Bogart viendo despegar el avión en Casablanca.
Colaborador: Paco Moncho