ALMERÍA - MONUMENTAL CINEMA
La calle Real del Barrio Alto tenía confiterías de renombre y hasta un cine que fue bandera de aquel arrabal durante varias décadas. Su nombre oficial era Monumental Cinema y fue el primer cine de la familia Asensio, el buque insignia a partir del cual se fue gestando una gran empresa. Tenía la esencia de los viejos cines de los años treinta como el Hesperia, pero con la particularidad que le condicionaba el ser una sala de barrio, alejada de las modas y los estrenos que sólo llegaban a los cines de lujo del centro de la ciudad. Enfrente estaba la Terraza Oriente.
El Monumental se construyó a comienzos de los años cincuenta cuando todavía no había llegado la televisión a las casas. Tenía dos alturas: una sala principal que empezaba bajo la gran pared donde se levantaba la pantalla, y un anfiteatro a los pies del habitáculo del proyector. La sala de butacas tenía asientos abatibles también de madera. La pantalla era cuadrada y pasó a la historia cuando se instalaló otra gigantesca para cinemascope que ocupaba toda la pared.
Fue, desde sus comienzos, una sala de reestreno y programa doble, donde llegaban las películas de la temporada anterior, donde para atraer a los espectadores en los días de diario ofrecía la oferta de dos películas seguidas al precio de una. Los días fuertes eran los domingos, cuando se proyectaba una sola película de estreno, de serie B, que no llegaban a las pantallas más selectas de los cines del centro. En aquellos tiempos los llenos eran absolutos y desde antes de las tres de la tarde se formaban colas para poder sacar una entrada.
A comienzos de los años setenta el viejo Monumental empezó a modernizarse. Hubo un bajón de espectadores, tal vez por la televisión. El Monumental, como tantos cines de barrio, fue perdiendo fuerza y en su última época pasó a ser el cine de nuestra adolescencia de las primeras películas de destape que vimos antes de cumplir los dieciocho años.
(Fotografía de Agustín Belmonte) Rescatado por JOSE ANGEL PEREZ, texto ha sido reducido.
Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa