BARCELONA - CINE CASABLANCA KAPLÁN
El Casablanca abrió sus puertas el 13 de diciembre de 1980, en Paseo de Gracia y dejó bien claras sus intenciones con los dos primeros títulos que programó: la iconoclasta Cabeza borradora, de David Lynch, y la reposición de un clásico: el western Johnny Guitar , de Nicholas Ray. La incomodidad de las butacas, las medidas reducidas de las pantallas y la mediocre sonorización (se podían sentir los autobuses cuando pasaban por la calle de la Riera de San Miguel) no impidieron que se convirtiera en el templo de la versión original durante esa década. Además de su privilegiada situación frente a los Jardinets de Gràcia, el secreto radicaba en la cuidadosa programación, seleccionada por Jaume Figueras, que tuvo su punto culminante con Bagdad Café, de Percy Adlon, que se proyectó por casualidad para pasar una Navidad y se mantuvo más de un año en cartel. La competencia de otras salas cercanas con más oferta, como los Verdi, su errática programación y la cuestionable calidad de las proyecciones contribuyeron al descenso de espectadores. `
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El Casablanca, el más moderno (1980-2011)
El último cine que llega a passeig de Gràcia se abre por encima de la Diagonal, en el número 115, curiosamente casi enfrente del más antiguo, el viejo Gaumont que estuvo en la acera de enfrente. Fue el único cine abierto en plena época democrática en passeig de Gràcia ya que abría las puertas en diciembre de 1980. Eran dos pequeñas salas concebidas como el templo del cine de autor y de la versión original. Las películas que se presentaron en su estreno fueron una declaración de intenciones: Cabeza borradora, de David Lynch, y la reposición del western clásico Johnny Guitar, de Nicholas Ray.
El cine no destacaba precisamente por sus instalaciones: las butacas no eran nada cómodas (se comentaba que eran una pequeña tortura), tampoco era buena su sonorización (se podía oír el sonido de las película de la otra sala e incluso el paso de los buses por la Riera de Sant Miquel que se encontraba detrás de la sala) pero la gente asistía encantada al Casablanca, especialmente público joven, ya que su fuerte fue su programación que, durante 11 años, estuvo a cargo del gran Jaume Figueras. Sólo en las pantallas del Casablanca se podían las películas que acabarían por convertirse en clásicos modernos, en referencias del nuevo cine. El caso más claro de esto fue el de Bagdad Café, de Percy Adlon, que aunque se estrenó pensando en ser proyectada unas navidades y estuvo un año en cartel. Pero nada dura para siempre y el Casablanca dejó de atraer al público. Tras errático final cerraba sus puertas en 2011.
Datos obtenidos de la web: https://www.paseodegracia.com/historia/historia-cine-comedia-paseo-de-gracia/
Imagen y texto obtenidos del Blog: http://cines-olvidados.blogspot.com.es/
Colaborador: Paco Moncho