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En 1911 nació el Pasiriana, considerada la primera sala comercial de cine de Burgos. Situada en un edificio anexo a la casa Consistorial en la Plaza Mayor, aquella sala contaba con un aforo de algo más de 300 localidades, y como es lógico, estaba dedicada tanto a las proyecciones cinematográficas como a los espectáculos de variedades que aún seguían dominando la cultura popular. Según explica Elias Rubio en el libro 'La Linterna mágica. Un siglo de cinematógrafo en Burgos', la sala contaba con dos proyectores de la casa Pathe y podía presumir de tener a su disposición explicadores, orquesta, vendedores de mantecados e incluso una pequeña dotación de bomberos, por si fuese necesaria su intervención. Por allí estaban también el operador Santos Ibeas y el pianista Marcos Rico, dos figuras esenciales en la historia del cine en la ciudad, quienes estuvieron detrás de innumerables proyectos.

A pesar de la exitosa aventura, el Parisiana echó el cierre en 1933 tras proyectar 'Tarzán de los monos'. Tres años después, el local que ocupaba se convertiría en el histórico café-bar Candela. Sea como fuere, el Parisiana había abierto ya el camino. La droga del cine ya había entrado en las venas de los burgaleses, que pedían más.

Colaborador: AF2