CASTELLÓN – CINE AZUL
La sala de la calle Conde Noroya (veánse fotos), tuvo a lo largo del tiempo multitud de usos, y sirvió para alegrar muchas veces los días de fiesta de los vecinos. Todo lo que fue el lugar donde estuvo el cine fueron inicialmente unas casas pequeñas y oscuras donde vivía un conocido “ferrer”, y los homos de la fragua inundaban toda la calle. También vivía un “rajolar”. Más tarde las casas se derribaron y el solar se convirtió en una sala de baile, de la época, cuyo propietario era el Sr. Dávalos Masip. Esta sala de baile no tuvo mucho éxito y cerró. Luego se abrió el que sería uno de los más famosos cines para niños del barrio y de toda la ciudad, el Azul, también llamado Costa Azul. Eran populares y famosas las sesiones vespertinas de los domingos, con películas del oeste y de aventuras mientras comían sus pipas y “quicos”. El rastro de este recordado cine de los años 60 dedicado a programar películas para la gente joven lo hemos encontrado en la cartelera del diario Mediterráneo del mes de febrero de 1974.
Tras una profunda remodelación con fecha 13-4-1979 se inauguró el nuevo Cine Azul con el estreno de la película “El Expreso de Medianoche”, y la crónica del diario Mediterráneo se deshacía en elogios sobre sus excelentes prestaciones: desde el hall, pasando por el bar, hasta llegar a la amplia sala, totalmente insonorizada y refrigerada. Por la disposición de sus instalaciones decían que recordaba algo al desaparecido cine Actualidades. El aparato electrónico instalado en la cabina de proyección, italiano, marca “Prevost”, era el más moderno del mercado, con lectura de sonido óptico y magnético de seis pistas estereofónico. No necesita operador, ya que se maneja desde la misma taquilla. La cinta, a la vez que se está proyectando se va rebobinando automáticamente, dispuesta para una nueva sesión. En su segunda etapa el Azul de pantalla grande estuvo gestionado por Alejandro Payá, alcanzando su máximo éxito con “Titanic” que fue vista por más de 60.000 espectadores. Programaba estrenos de última generación con películas apropiadas para público juvenil en la sesión de tarde. Le perdemos la pista en el periódico a partir de 1985, pero su andadura fue dilatada ya que llegó hasta los inicios de 2002, cuando su gran salón fue objeto de deseo de la empresa Vivas Rapalo del Hotel Jaime I.
Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa