CERVERA (La Rioja) - CINE CAPITOL
Un cine abandonado no deja de tener su encanto, y si está tan deteriorado como éste, si cabe más aún, pues se asemeja a un apreciado juguete roto, algo bonito que en su día irradió belleza y vida, un lugar sin retorno donde mucha gente tuvo sueños evocadores provocados por un haz luminoso de luz al posarse sobre la pantalla. Podría ser una sensación parecida a la contemplación de un barco hundido en el fondo del mar. Si desean conocer la historia de este local que estuvo enclavado en Cervera, ciudad de cerca de 3000 habitantes (en 1950 tenía más de 7000), lean la información que hemos recogido del diario "larioja.com", de fecha 23-12-2012. "Inversiones Galirioja S.L., propietaria del edificio del cine Capitol, tiene previsto realizar en el solar una promoción de viviendas y locales comerciales. En estos momentos está en fase de elaboración del proyecto de derribo del inmueble, en ruinas. Situado en pleno centro del municipio, frente al Ayuntamiento, ha permanecido durante las últimas décadas en desuso, como uno de los últimos vestigios de la época floreciente de Cervera. Un recuerdo más de cuando los vecinos tenían una muy buena situación económica gracias a la industrial alpargatera. El cine perteneció a Indalecio Miguel. Según relata su hijo Ramón, en origen fue un centro parroquial, luego lo adquirió su padre y un hermano de leche de éste, pero al tiempo se quedó al frente sólo Indalecio. Además de cine también fue sala de fiestas. Ramón recuerda que en cierta ocasión una compañía teatral actuó tres meses consecutivos. Su hermana Ana Mari asegura que en los años 40 y 50 se proyectaban las mejores películas de estreno como 'Casablanca', 'Qué bello es vivir', 'Siete novias para siete hermanos', 'Qué verde era mi valle', 'Lo que el viento se llevó' o 'Currito de la Cruz', entre otras muchas. Entonces trabajaban allí entre seis y ocho personas además de la familia Miguel. El cine tenía platea, anfiteatro y patio de butacas. En total, cerca de 400 localidades. Hoy está todo destruido, los asientos amontonados, el tejado caído, el piano roto contra la pared de la entrada, el proyector inservible, el suelo se ha convertido en un barrizal y hay barquillas por cada esquina ya que se utilizó como almacén de frutas por los Modrego, últimos propietarios del recinto antes de comprarlo Galirioja."
Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa