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En la misma calle de Alberto Aguilera, concretamente en el solar proveniente del derribo del que fue Instituto de Higiene Militar ubicado en el número cincuenta y seis, y junto al cruce con la calle Guzmán el Bueno, se construyó en el año 1952 un magnífico edificio de viviendas en el que iría inserto el nuevo cine Bulevar.El proyecto llevado a cabo por uno de los padres de los locales de espectáculos de la capital, don Luis Gutiérrez Soto tardó casi una década en ver la luz, ya que el proyecto original provenía de 1945. Su antecesor había sido en parte destruido durante y la guerra y en el solar tan solo se levantaban algunas ruinas. El anteproyecto que no fue realizado era mucho más ambicioso pues contaba con una superficie mayor, con acceso desde la calle posterior de Francisco Ricci, y estaba enfocado principalmente a las representaciones teatrales. De ese magnífico proyecto desechado cabe mención especial el diseño de la planta sótano, que se destinó prácticamente en su totalidad a refugio antiaéreo según decreto de 20 de junio de 1943. El teatro cine se dividiría en patio de butacas, entresuelo y principal, y contaba con un aforo de 1635 espectadores. En el año 1951 se presenta de nuevo otro proyecto, mucho más sencillo pero con una capacidad y prestaciones muy similares al anterior, en la que se obvia el refugio antiaéreo que es destinado a local polivalente.La entrada a la sala de espectáculos se le concedió desde la calle Alberto Aguilera, que en esos momentos se encontraba surcada por un gran bulevar donde daban sombra centenares de árboles y que recorría su totalidad, desde la glorieta de San Bernardo hasta el cruce con la calle la Princesa o glorieta de Argüelles. De aquí el nombre de la sala.El gran inmueble que se levantaría en ocho alturas más sótanos se había construido con estructura de hormigón armado, y fachadas enfoscadas con grandes paños de ladrillo visto.El pequeño acceso en el centro de la menor de las fachadas era un simple hueco con marquesina sobre el que se instalaron las letras de neón, único reclamo para los viandantes. Un pequeño porche solado con baldosas de mármol negro, gris y blanco da cobijo a los espectadores, el techo se encontraba repleto de focos empotrados. Junto a las cuatro amplias puertas de entrada al cinematógrafo se encontraban dos huecos de entrada al sótano, que en un principio se había dejado diáfano y en que con posterioridad se instalaría una bolera americana.En el segundo vestíbulo decorado de igual forma que el anterior e inundado de luz proporcionada por las grandes puertas cristaleras de la calle se encontraban las taquillas, una a cada lado. Desde este vestíbulo y a través de otras cuatro puertas se daba paso al gran hall desde donde de forma muy ordenada se comenzaba a distribuir diferentes tiros de escalera, que separaban a los espectadores según la localidad correspondiente. Este amplio hall se iba fragmentando y desarrollando en varios niveles precedidos de grupos de escalones que iban subiendo a los espectadores hasta un gran vestíbulo principal...

Textos e imágenes obtenidos del Blog: cinesdemadridblogspot.com

Colaborador: Davalet