SABADELL (Barcelona) - CINEMA IMPERIAL
Ubicado en Ramblas, 201 de Sabadell. Fue construcido en 1911 por el arquitecto Jeroni Martorell i Terrats, con un estilo modernista. El edificio, de planta rectangular y con un cuerpo transversal que constituía la entrada principal, contenía una gran nave central, llamada sala imperial, de 42x22m y doble altura y dos galerías laterales más bajas y estrechas. Actualmente el edificio ha sido derribado y se está construyendo un nuevo complejo de cines en el que se reproducirá la fachada principal y la sala imperial.
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Y según leemos en la Vanguardia un artículo escrito por el
"Desde la primera década del siglo XX, cuando Sabadell contaba con unos 30.000 habitantes, la ciudad disponía de dos grandes equipamientos destinados al ocio ubicados uno frente a otro: los Campos de Recreo y el Gran Salón Imperial. El primero, inaugurado en 1867, era un gran edificio, con capacidad para 2.500 personas, con tres escenarios diferentes, un teatro, un café y un gran espacio al aire libre. En los Campos de Recreo se representaban funciones líricas (óperas, operetas o zarzuelas), teatro, espectáculos de magia y circo, así como bailes y verbenas de enorme éxito popular. Desde 1906 empezaron a hacerse proyecciones cinematográficas. Este equipamiento entró en decadencia a finales de los años 60. A pesar de la campaña ciudadana para salvarlo, fue derribado por el último Ayuntamiento franquista a finales de la década de los 70 para construir unos bloques de pisos en una muestra de manual de especulación urbanística.

El Gran Salón Imperial, inaugurado en 1911, obra del arquitecto modernista Jeroni Martorell, fue uno de los primeros edificios diseñado específicamente como cine con un aforo de 2.000 espectadores. El cine mantuvo sus características originales, aparte de algunas pequeñas modificaciones realizadas a lo largo de su dilatada historia. A partir de la década de 1960, con la proliferación de numerosos cines en la ciudad, el Imperial entró en decadencia. Sin embargo subsistió con sesiones de reestrenos e infantiles los fines de semana y, entre 1983 y 1985, como subsede de la Filmoteca de Cataluña, hasta que cerró el año 1989. Entonces era el cine más antiguo conservado en España .
La campaña El Imperial lo vale
La existencia de un gran espacio sin uso en el tramo final de la Rambla resultaba muy goloso por el sector inmobiliario como ya había sucedido con los Campos de Recreo. Las alarmas se disparan en 1992, siendo alcalde Antoni Farrés, con motivo de la revisión del Plan General de Ordenación Urbanística, elaborado bajo la dirección de la teniente de alcaldesa de Urbanismo Maria Dolors Calvet. Entonces se hizo público el proyecto de derribar el histórico cine para construir un bloque de pisos y un aparcamiento subterráneo. Esto comportaba sacar al Imperial del catálogo de bienes protegidos en el Plan Especial de Protección del Patrimonio Arquitectónico de Sabadell (PEPPAS).
Esta noticia desató una intensa polémica. Los defensores de salvar el cine constituyeron en 1993, la Sociedad Cinematográfica Salón Imperial 1911 con el objetivo, como podía leerse en el artículo primero de sus estatutos, de “la recuperación del cine Salón Imperial como patrimonio cinematográfico, su mantenimiento y su gestión integral como cine singular”. Pronto contó con 300 socios entre aficionados y destacados profesionales del mundo del cine.
La entidad, presidida por el prestigioso director de fotografía Tomàs Plavedall, recientemente galardonado con el premio Gaudí de Honor de la Academia del Cine Catalán, impulsó y coordinó una masiva campaña, bajo el título del Imperial lo vale, sensibilización entre los profesionales del sector y las instituciones públicas implicadas en la conservación del cine. El periodista del Diario de Sabadell Josep Ache también se implicó y publicó numerosos artículos al respecto.
La respuesta desbordó todas las expectativas tanto a nivel nacional como internacional. El actor de fama mundial Fernando Rey, en calidad de presidente de la Academia Española de Ciencias y Artes Cinematográficas, envió una carta al Ayuntamiento de Sabadell pidiendo la conservación y rehabilitación del Imperial. Lo mismo hizo el director Juan Antonio Bardem, presidente de la Unión de Actores y Directoras, Fernando Arribas, presidente de la Asociación Española de Autoras de Fotografía Cinematográfica (AEC), Lluís Valentí, secretario de organización del Colegio de Directores y Directoras de Cine de Cataluña, Jaume Nadal, secretario general de la Asociación de Actores y Directores Profesionales de Cataluña. También dieron su apoyo la Asociación Catalana de Críticos y Escritores Cinematográficos y la Asociación Catalana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (ACPCA).
Asimismo, en junio de 1993 se difundió un manifiesto en favor de la conservación del cine Imperial suscrito por un centenar de actores, cineastas, escritores y otros profesionales del sector. Entre ellos Josep Maria Flotats, Ventura Pons, Juanjo Puigcorbé, Antoni Ribas, José María Carandell y Lluís Permanyer, a los que se añadieron otros como Luis García Berlanga, Pedro Portabella, Bigas Luna, Fernando Trueba, Moncho Amendáriz, Jordi Grau o el sabadellense Francesc Bellmunt. También llegó un indignado fax del escritor y cinéfilo Guillermo Cabrera Infante y se posicionaron a favor de la conservación del cine intelectuales como Ricardo Bofill, Víctor Mora, Ignasi Riera o José Luis Guarner.
A nivel internacional, la Federación Europea de Realizadores Audiovisuales difundió una nota de prensa sobre el tema y la Asociación de Cine italiana, se adhirió a la campaña. Desde Hollywood llegó un fax, firmado por los directores Steven Spielberg y Georges Lucas en calidad de presidente y vicepresidente de la Artist's Rhigts Fundation, entidad norteamericana dedicada a la preservación del patrimonio cinematográfico. También se adhirió a la campaña el director italiano, Bernardo Bertolucci.
En el terreno político, Iniciativa per Catalunya (IC), el partido de Antoni Farrés, llevó la cuestión al Parlament de Catalunya, desautorizando tácitamente a Farrés. Por su parte, Els Verds, que todavía no se habían coalizado con IC, hicieron llegar el tema al Parlamento Europeo.
Esta presión multilateral fue tan fuerte que el Ayuntamiento de Sabadell decidió retirar su proyecto y estudiar un plan de viabilidad para salvar el cine. Parecía, pues, que se alejaba definitivamente el peligro de destrucción del Imperial. Especialmente cuando, en verano de 1996, el Ayuntamiento firmó con la Unión Europea (UE) el programa URBAN de rehabilitación de centros históricos. La UE se comprometía a aportar 1000 millones de pesetas para el conjunto de las obras y destinaba 80 millones de pesetas para la restauración del Salón Imperial.
Paralelamente, se dieron a conocer las experiencias de rehabilitación de cines históricos como el Electric Palace de la ciudad inglesa de Harwich, construido en 1912 y restaurado por completo por una asociación local. También, del Cine Doré de Madrid, también de 1912, que se convirtió en sede de la Filmoteca Española.
El Plan de Viabilidad
En octubre de 1993 la Sociedad Cinematográfica Salón Imperial 1911 presentó en el Ayuntamiento el Avance del Proyecto para la Recuperación del Salón Imperial. En marzo de 1994 se hizo llegar al Ayuntamiento el informe del Servicio de Patrimonio Arquitectónico de la Diputación de Barcelona, titulado Salón Imperial de Sabadell. Estudio arquitectónico y orientaciones sobre la restauración.
Por último, en febrero de 1997 la Sociedad Cinematográfica Salón Imperial 1911 envió al Ayuntamiento el Plan de Viabilidad definitivo. Éste contemplaba un cuidado proyecto de restauración de las partes dañadas del edificio, a cargo del arquitecto experto en interiorismo, Dani Freixes, que incluía la construcción de un parking subterráneo de 500 plazas.
Asimismo, se planteaba una diversificada y variada programación cinematográfica con la posibilidad de organizar ciclos o muestras incluso de carácter internacional. En este sentido, estaba el apoyo al proyecto y el compromiso de la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC) de implicar al Centro internacional de las écoles du cinèma et TV (CILECT) ya la Federación de escuelas de imagen y sonido de América Latina (FEISAL), de la que era miembro, para realizar las sesiones de presentación de las creaciones de los jóvenes cineastas. Una colaboración que se ampliaría a las facultades de comunicación audiovisual de las universidades Pompeu Fabra, Politècnica y Ramon Llull. También se formulaban eventuales acuerdos con las distintas filmotecas españolas y de la Unión Europea.
Por otra parte, se planteaba la oferta de realizar preestrenos, presentaciones especiales, coloquios y conferencias, así como sesiones de control de sonido para las que no se disponía ningún cine de Barcelona y que contaba con el apoyo de Sonoblok el mayor estudio de doblaje y sonorización de películas de la capital catalana. En definitiva, se trataba de un proyecto muy ambicioso que, de haber logrado, pudo hacer de Sabadell una referencia estatal e incluso europea de las artes cinematográficas.
El Plan de Viabilidad contaba con un riguroso plan de financiación que evaluaba en 270 millones de pesetas los gastos para afrontar la restauración del edificio. La UE se comprometió a aportar 65 millones y el resto debería conseguirse con fondos del gobierno central, Generalitat, Diputación de Barcelona y Ayuntamiento de Sabadell. En este sentido, se mencionaban los créditos a largo plazo del BEX, cubiertos en cinco puntos por el Ministerio de Cultura, así como la recomendación de participar en las convocatorias de ayudas y subvenciones.
Por su parte, se estimaba en 64 millones anuales los costes de personal, actividad y financiación, de los que 51 millones ya estaban asegurados. El déficit de 13 millones se podía secar, según las previsiones de la Agencia de Patrocinio y Mecenazgo de la Generalitat, con las aportaciones de diversas instituciones, entidades financieras y empresas del sector como Kodak que se comprometió a financiar buena parte de edición del boletín mensual con la programación y las actividades del Imperial.
Este proyecto cinematográfico y el Plan de Viabilidad contaron con el apoyo de la Unión Europea y la Generalitat de Catalunya, que mostró su disposición de convertir el Imperial en sub-sede de la Filmoteca. Asimismo, el Ministerio de Cultura, a través del Instituto de la Cinematografía y Artes Audivisuales (ICAA), se comprometió por escrito a aportar fondos económicos como también lo hizo la Diputación de Barcelona.
Por otra parte, importantes empresas del sector, como productoras y distribuidoras, prometieron su colaboración económica como, aparte de la citada Kodak, Rosebud Films SL, Drac Màgic o Espectarama SA.
Otra pieza clave en todo este asunto fue el posicionamiento de la Inmobiliaria Salas Associats. En marzo de 1997 manifestó que mantenía su compromiso de ceder gratuitamente al Ayuntamiento el edificio del Imperial a cambio de poder construir el resto de la parcela, aproximadamente la mitad de la superficie total de la finca .
La negativa de Farrés
La respuesta municipal llegó poco después, en marzo de 1997, mediante el concejal de Cultura, Ramon Vallbé, y de Urbanismo, Antoni Sorolla. Ambos ediles argumentaron que el Ayuntamiento no disponía de recursos económicos para afrontar el proyecto y defendieron la contrapropuesta de derribar el cine y construir en su lugar un bloque de pisos, un aparcamiento subterráneo y una plaza dura cubierta donde se mantendría la fachada del Imperial "para conservar su valor simbólico" y donde se podrían realizar proyecciones cinematográficas al aire libre.
Este posicionamiento provocó una gran indignación en la Sociedad Cinematográfica Salón Imperial 1911, viendo cómo se repetía la jugada de 1992. De nuevo sonaron los teléfonos y llegaron los faxes al Ayuntamiento. ICV volvió a llevar el tema al Parlament de Catalunya mediante una Proposición no de ley, con fecha 13 de marzo de 1997 y firmada por el portavoz del grupo, Jordi Guillot, que pedía “aportar, conjuntamente con el ayuntamiento de Sabadell y con la Sociedad Cinematográfica Salón Imperial 1911, los recursos necesarios para la rehabilitación y puesta en funcionamiento del edificio del Salón Imperial de Sabadell”.
En la ciudad todas las fuerzas políticas, ERC, CiU y PSC se pronunciaron a favor del proyecto, excepto el PP que se mostró como un ardiente defensor del derribo del cine y iniciando una campaña propagandística en este sentido.
En una repetición de la jugada, la presión fue tan insoportable que obligó a Farrés a reunirse con una delegación de la asociación de defensa del cine, presidida por Tomàs Pladevall. En esta reunión se llegó al acuerdo según el cual el Ayuntamiento se comprometía a retirar el proyecto de plaza dura cubierta y estudiar más cuidadosamente el Plan de Viabilidad impulsado por la entidad.
Tanmateix, es tractà d’una tàctica per a guanyar temps i afluixar la pressió. En efecte, l’Ajuntament va comprar el solar i el 1998 s’arribà a un acord amb la Societat Cinematogràfica Saló Imperial 1911 per traslladar l’Imperial uns 50 metres de la vorera de la Rambla amb el compromís que aquest seria reconstruït fidelment i on es continuaria l’exhibició cinematogràfica. Paral·lelament, s’edificaria el bloc de pisos i la plaça dura. El gener de 1999 es publicà el Pla Especial de l’Àrea de Remodelació del Pla General Municipal d’Ordenació de Sabadell que treia el cinema Imperial del PEPPAS com a element protegit per tal de poder enderrocar-lo i construir-ne una rèplica uns metres més enrere.
Al maig de 1999, s’adjudicà a l’empresa Alcázar Cinema, SA, propietària del cèntric multisales Cineart Alcázar, al carrer Les Planes, i que es trobava fora de normativa, la gestió de les vuit sales que s’instal·larien al Saló Imperial amb un règim de concessió administrativa de 50 anys de duració. El concurs estipulava que l’empresa es faria càrrec de la reconstrucció de l’històric cinema, tot plegat amb un cost de 800 milions de pessetes. De fet, Farrés ja havia sol·licitat el suport de Ramon Cortadellas, titular de l’empresa, i del seu soci, Joan Gratacós, per instal·lar, el multisales de l’Eix Macià, inaugurat el 1995, doncs l’Ajuntament considerava imprescindible que existís una oferta cinematogràfica per dinamitzar l’Eix Macià.
En realitat, aquesta concessió fou un subterfugi per salvar les aparences. L’Imperial fou enderrocat l’any 2000 i només s’hi va fer una mala rèplica de la seva façana. Els multisales, que porten el nom de l’històric cinema, foren inaugurats l’any 2003. D’aquesta manera, Sabadell no només va perdre una de les peces més importants del seu patrimoni arquitectònic, sinó que va deixar escapar l’oportunitat d’esdevenir una referència catalana, espanyola i europea de l’art cinematogràfic i de la indústria audiovisual.
Bibliografia
COLOMER AMAT, Emília. Saló Imperial. Un cinema històric a Sabadell. Societat Cinematogràfica Saló Imperial 1911. Sabadell, 1995.
Pla de Viabilitat de l’Imperial. Societat Cinematogràfica Saló Imperial 1911, Sabadell, 1997.
Diari de Sabadell.
La Vanguardia.
El Triangle.
Subido de wikipedia por Paco Moncho
Colaborador: Paco Moncho