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En la historia de la ciudad aparece el recordado Teatro Cine Toxiria, construido en la calle Ginés de Perea en 1908, con aforo de 500 butacas de madera entre el patio y los palcos de alrededor y los de arriba con barandillas de hierro, donde durante casi todo el año se alternaban las sesiones de cine mudo con las representaciones teatrales. Este cine, llamado Tosiria después de la guerra, fue el único local de esparcimiento que existió en una ciudad con inaceptables carencias de actividades lúdicas. En 1933 los toxirianos pudieron ver la primera película sonora de "El Gordo y el Flaco". Cinco años después el local fue arrendado por 3000 ptas. a José Fernández Cuevas, propietario del Teatro Cervantes de Jaén. Parece ser que en esta época el local primitivo ya había sufrido las obras que lo convertirían en uno más pequeño y moderno que permanecería en funcionamiento hasta los aciagos años 80, en que sería demolido para hacer viviendas. Por su interés vamos a transcribir aquí las versiones que hacen sobre el cine dos cinéfilos tosirianos en Facebook.

Manuel Campos Carpio escribe: "El cine que hay detrás de esa puerta tapiada es el último de invierno que tuvimos en nuestra ciudad, más pequeño y moderno que el anterior, que ocupaba el solar del bloque de viviendas en el que está éste. Fue a mediados de la década de 1950 cuando el empresario tosiriano Manuel Sánchez, conocido cariñosamente por "Manolito", construyó el anterior, según los modelos de la época, con un magnífico patio de butacas y el entresuelo de "general"con bancos, todo bajo un techo elegante, con una lámpara que causaba admiración a los visitantes. El escenario vio pasar por sus tablas las representaciones de compañías de la época, en algún caso con actores locales, como en la recordada "Entre madrugada y alba". Como es lógico, en la pantalla vimos todo el cine de tres décadas, de Casablanca o Gilda, a las superproducciones en cinemascope que nos enseñaron el mundo y la vida que había fuera en los 60, aunque la censura estaba al quite con sus tijeras afiladas. Y las "revistas", con artistas consagrados, los teloneros y los grupos de "vedettes" a lo Moulin Rouge, con piernas larguísimas, espectáculos que hacían las delicias del público, sobre todo durante la recogida de aceituna, cuando el dinero circulaba. Y la sesión de "matiné", a las tres de la tarde los domingos, con aplausos tan fuertes cuando llegaban los buenos que techo del cine estuvo a punto de hundirse varias veces."

He aquí la versión de Miguel Ureña Jiménez. "Creo que el Cine Toxiria fue construido mucho antes de la década de los años cincuenta. No lo sé exactamente, pero diría que incluso antes de la Guerra Civil ya estuviese en funcionamiento. La propiedad pertenecía a la familia Carazo Contreras, Dª Pura y Eduardo Carazo, y la gestión en arrendamiento la tenía la Empresa Cuevas de Jaén, que además de este cine/teatro de nuestro pueblo, también llevaban el Teatro Cervantes y el Cine España de Jaén. En la década de los años cincuenta fue cuando Manuel Sánchez Liébana, cariñosamente conocido como Manolito Sánchez, adquirió el local a la familia Carazo Contreras, y ya, desde ese momento, desaperece la Empresa Cuevas y comienza a gestionarlo directamente su nuevo propietario Manolito Sanchez. Como bien dices, era un gran treatro que, por entonces, aparte de su gran patio de butacas central, tenía a ambos lados un anfiteatro o platea, y también un entresuelo con localidades de "general". Su escenario, con una enorme embocadura, era considerado como uno de los mejores de la provincia. Los tramoyistas que venían con las compañias de tetro y variedades, siempre lo valoraban muy positivamente, por lo fácil que trabajaban en el manejo de cambio de decorados. Posteriormente se hizo una modificación en el patio de butacas, quitando los anfiteatros y dejando ya un solo y amplio patio de butacas como veíamos útimamente. Esta modificación ya quizás fuera con el nuevo dueño, Sánchez Liébana

Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa