VALENCIA - CINE TEATRO BENIBUR (de Benimàmet)

Más imágenes

Hacia mediados de los años 50 la prolongación de la calle Felipe Valls de Benimàmet hasta el límite con Burjassot se había llenado de casas y chalets de gente burguesa que huía de la agobiante humedad de la capital. Este era el caso de José Torres Capilla con domicilio en la calle citada, nº 96 (actual), casa señorial construida al final de la zona y que con fecha 10-7-1954 presentaría en el Ayuntamiento de Valencia proyecto de obras de un local destinado a cine y espectáculos públicos al aire libre en unos terrenos que tenía adosados a su domicilio (números 98-100), manzana edificable en toda su profundidad que recaía a la calle Pintor Velázquez, ya en término de Burjassot, de ahí que se eligiera para el cine-teatro el nombre de Benibur, amalgama de Benimàmet-Burjassot. Se sabe que este industrial valenciano, persona excelente apasionada del teatro, había participado como actor cómico en una compañía de aficionados que solía hacer sus representaciones en el Salón Moderno de Benimàmet, hasta que este cerró en 1946. Su gran afición podría haberle impulsado a construir el Benibur y a la vista del plano que ofrecemos se observa un diseño de lo más original, una virguería, vamos. Desde la puerta de entrada se accedía al recinto a través de un pasillo con suelo arenoso hallándose el Bar a la derecha antes de entrar en una ancha pista rectangular con suelo de cemento que seguramente estaría pensada para pista de patinaje. A continuación y aprovechando el nivel descendente del terreno se hallaba el graderío con forma de coliseo, «parecido a una pequeña plaza de toros» nos recuerdan ahora algunas personas consultadas. Éste estaba circundado por un ancho pasillo con rampa para entrar o salir a través de otros cinco vomitorios situados entre las ocho filas con asientos construidos con «Porlan» -nos dice otro-, además de una pequeña delantera preferente. En el centro la pista circular para colocar sillas o bien despejada para bailar. En frente el foso para los músicos con un amplio palco a cada lado y el estrado en plano superior. Detrás existían dos puertas de salida a la calle Pintor Velázquez y en otros lugares se ubicaban los servicios. Lo que no queda bien reflejado son los camerinos. En un principio el local estaba diseñado sólo para funcionar como teatro y actividades análogas, pero pronto el propietario se daría cuenta de que para amortizar la inversión necesitaría programar cine a diario para tener el local abierto todo el verano, así que hubo de rectificarse para dar cabida a la pantalla detrás del escenario y habilitar una cabina de proyección en el frontal de la grada. El visto bueno de las obras fue firmado el 21-7-1954, que pudiera haber coincidido con la fecha de inauguración del local, posiblemente el más fresco del poblado y lo cierto es que, según nos dícen, aquí se celebraron algunos espectáculos teatrales, sobre todo sainetes típicos, interpretados por diversos aficionados al arte escénico de la pedanía y otros venidos de fuera, así mismo hubo algunas actuaciones de variedades y de artistas noveles con acompañamiento de orquesta, aunque lo habitual fueron las sesiones de cine a partir de las 10 de la noche con la proyección de dos películas de tercer reestreno y si repasamos títulos la mayoría podrían haberse alquilado por lotes a precio de saldo. El caso es que el local no obtuvo el éxito esperado y tal vez influyera en ello la competencia ejercida por la «Terraza Lucense» ubicada en el barrio vecino de Burjassot. También sería un hándicap su propia situación geográfica ya que para muchos vecinos de la pedanía el acudir a este lugar significaba tener que dar un buen paseo y dejar atrás otros dos cines ya consolidados en el poblado y probablemente con mejor programa. Hay quien data en sólo 3-4 años la duración en el tiempo de este cine-teatro que un día de finales de verano cerró definitivamente sus puertas.

 

Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa