VALENCIA - CINE JUNIOR
Casi siete meses después de que cerrara el CINE ACROY, con fecha 27-11-1961, abrió de nuevo sus puertas este salón de la calle Sueca, 22, que en 1917 inaugurara la Cooperativa ferroviaria “La Maquinista” y que había sido la cuna de cinco cines distintos, seis con este. En esta enésima reforma el local quedó hecho un bomboncito decorado en rojo y con doble cortina salva pantallas, y, ¡cómo no!, con nuevo rótulo en su fachada; CINE JUNIOR, propiedad de la familia Martínez Tarín y regentado por el experto empresario Vicente Gil Molina, quien optó por seguir con el programa doble en sesión continua desde las 4, pero seleccionando material más reciente. El programa de reapertura fue “Matanza en la décima Avenida” y “No soy para ti”, haciéndose patente la mejoría con el cartel de la semana del 30 de abril al 6 mayo de 1962: “Al este del Edén” y “Todas las mujeres quieren casarse”, dos espléndidos films de Hollywood. Después llegarían títulos como, “Vidas rebeldes”, “El padrecito”, “Golfus de Roma”, “El Halcón y la presa”, “Los chicos del preu”, “En nombre de la ley”, “La chica del molino rojo”... En esta etapa favorable el local resultaba muy concurrido.
En 1976 los espectadores ya no acudían en masa para ver películas de reestreno por lo que tendría que cambiar de estatus sobre la marcha. Así, de la noche a la mañana, este cine del barrio de Ruzafa pasó a ser de estreno ocupando su lugar de privilegio en la lista de la cartelera Turia, previa a las Navidades de ese año, cuando programaba: “Eglantine” y “Pascual Duarte”; la entrada costaba 80 pesetas. En sus últimos años abundaron los estrenos de insulsas películas de “destape” y clasificadas “S”, para mayores de 18 años, junto a otras de primer reestreno. Sus últimas funciones fueron del 27 de abril hasta el 3 mayo de 1981, con “Madame Bovary” con la sensual Edwige Fenech, y “Saludos cariñosos”. Mediante nota publicitaria la empresa se despedía así de su clientela dando las gracias más expresivas antes del cierre definitivo del local. Aquí terminó la andadura del llamado Cine Oriente, el “cine del crimen”, como era conocido. Y aún aguantó una última reforma para convertirse en gimnasio. Después la piqueta haría su trabajo levantándose en el lugar un nuevo grupo de viviendas de cinco plantas.
Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa