ALZIRA (Valencia) - CINE SALOMÓN
El Cine Salomón abrió sus puertas en la época de esplendor del `séptimo arte` y era propiedad del constructor valenciano Bautista Soler. En su publicidad resaltaba su "pantalla gigante" y también la calidad del sonido, gracias a su sistema Todd-Ao que permitía ver en todo su esplendor las mejores películas. El patio de butacas llegaba a las 1.000 localidades. La foto adjunta, del año 1979, aparecida en el diario digital `El Seis Doble` de Alzira, recoge a la fallera de la Corte de Honor Pilar Rovira haciendo su entrada en la sala del Cine Salomón acompañada de Miguel Ángel Martínez Tortosa, de la Junta Local Fallera. Por esta imagen podemos hacernos una idea de la amplitud de la platea. Los cinéfilos mayores recuerdan haber visto allí películas de la talla de, "Siete novias para siete hermanos", "Lawrence de Arabia" o "El libro de la selva", y los más jóvenes títulos como, "Tiburón" o "La guerra de las Galaxias". El Salomón no tuvo una vida demasiado larga. Después de la pantanada de octubre de 1982, quedó bastante deteriorado y ya no retomó la actividad. El propietario limpió el local y tapió las puertas, manteniéndose así durante dieciocho años. En la web `Secretos guardados en el subsuelo de Alzira` en 2012 Juanvi Vayá Climen contaba: `...en los subterráneos del edificio donde antiguamente estaba el Cinema Salomón y al no poder sacar la maquinaria de muchos quintales de peso, estará no sabemos ya en qué condiciones a pesar de las muchas riadas allí llegadas, una gran máquina de cine de las primeras que existieron, después una vez se cerró el Cine, se tapiaron sus puertas y se reconvirtió en edificio en viviendas, pero los bajos mantienen esta máquina o Secreto mistérico en sus faldas. En realidad, me cuentan que allí dentro no queda nada. En el año 2000, cuando se procedió a la demolición del cine para construir un edificio de viviendas, quedó al descubierto la cabina de proyección, que se encontraba en el piso superior, siendo rescatada la máquina que, al parecer, se conserva en el Museo Municipal de Alzira.
Imágenes y texto de Severiano Iglesias