VALENCIA - TEATRO CINE MODERNO (de Benimàmet)
Es el único local de espectáculos de esta pedanía del que no consta expediente en el Archivo Histórico de Valencia. La inauguración podría datar del año 1921 llevándose meses con el Cine Cervantes porque está registrada actividad a comienzos de 1922. Por otra parte el prestigioso anuario “Directorio Valenciano” sitúa su cierre en 1946. El inmueble se ubicaba en la Plaza del Mercado, 5, donde disponía de un acceso, recayendo su fachada lateral a la calle Felipe Valls donde existía otra entrada. Contamos con la descripción que del interior de este coqueto local hace una persona que llegó a visitarlo en algunas ocasiones. Según dice se componía de escenario y camerinos a los lados, patio de sillas de madera. En la parte final existía cierta dificultad para la visión en determinadas zonas por culpa de dos pilares redondos que sostenían la planta del anfiteatro emplazado en el primer piso donde también estaba la cabina de cine y local anexo, con vivienda. Más de un espectador cogería tortícolis intentando esquivar estos pilares y extraña que dada la escasa anchura del edificio se pudieran colocar dos elementos de sujeción, pero nuestro comunicante insiste en que así lo recuerda. A nivel del anfiteatro había palcos laterales de madera decorados con adornos de hierro hasta llegar al escenario. A ambos lados de la parte superior existían varias ventanas para aireación. Calcula el aforo total en unas 500 localidades. El salón fue creado para ofrecer representaciones de teatro y también de cinematógrafo pues los periódicos se referían a él como Teatro-Cine Moderno. Aquí se ofrecen diversos recortes de periódicos que muestran su actividad. Era su propietario Enrique Blat Miralles con domicilio en Benimámet, c/ Mar, 5, y afecto al Círculo Republicano local. Curiosamente el salón, o más concretamente la cabina de proyección, registró dos incendios con un año de intervalo. El primero lo publicó el diario “El Pueblo” en fecha 13-10-1932 y fue como consecuencia de prenderse fuego unos rollos de película de acetato. El operador y su ayudante, con los extintores, consiguieron que el fuego no avanzara dando tiempo a que llegaran los Bomberos desde Valencia. El público que estaba en el local se condujo dentro del buen orden, desalojándolo en pocos minutos. Y de otro suceso parecido dio cuenta el diario “Las Provincias” del 29-10-1933, (fecha en que llegaron a Valencia los restos de Blasco Ibáñez), y pueden leerlo en el recorte. Resulta obvio que este salón nunca estuvo integrado en los circuitos de espectáculos que recorrían las medianas urbes sino que estuvo vinculado al mundo del teatro amateur. A este respecto conviene hacer un retrato socio-cultural de la época en la que a partir de 1924 la crisis económica de la dictadura de Primo de Rivera afectó gravemente al sector teatral, muy encarecido. Por otra parte el cine silente continuaba ganando terreno y con la llegada del sonoro en 1930 muchos teatros optarían por equiparse para su uso mixto y de esta manera recortar gastos y solucionar la merma de espectadores teatrales. Sin embargo el teatro aficionado formado por actores amateurs seguiría su curso en los barrios de Valencia y provincia. Esta práctica lúdico-cultural tenía su seno en entidades culturales, desde casinos republicanos hasta los ateneos anarquistas, pasando por los círculos católicos o las comisiones de fallas citando varias de la capital y también a la Sociedad Instructora y Deportiva de Las Carolinas, en la pedanía de Benimàmet, y el Círculo Católico de Burjassot. En ésta población, así como en Paterna, también existieron ateneos libertarios hasta que fueron clausurados por la República en enero de 1933, y junto a éstos sus escuelas teatrales, siendo perseguidos y detenidos algunos de sus dirigentes, como ocurriera con el empresario del Salón Moderno Julio Nebot Sabater, más tarde fusilado en Paterna. Después de cerrar el teatro en 1946 fue habilitado como taller de carpintería hasta su demolición a comienzos de los años 80 para construir el bloque de viviendas actual de cuatro alturas.
Colaborador: Severiano Iglesias Tortosa